viernes, 13 de marzo de 2020

LOCURA DE AMOR






Resulta que mi amigo Fabricius Ignotus, el árbol ¿recuerdan? tiene toda la pinta de ser un almendro: las hojas lanceoladas y verdes, las flores pequeñas, blancas, de corazón ensangrentado, que se ofrecen generosas durante el mes de febrero; pero mi amigo Fabricius en su vida ha dado una almendra. Tampoco creo que eso tenga mayor importancia. A un amigo se le acepta como un almendro, aunque tenga pinta de olivo, que no es este el caso.



Tengo que contarle a Fabricius, que, según Ibn Arabí, el origen de la proliferación de los almendros en Andalucía, y en concreto en la zona de Medina Azahara, tiene un fondo tan romántico que haría palidecer a Espronceda. En mis años de estudiante universitario escuché que el califa Abd- al Rahmán III, tenía entre sus muchas esposas, una singularmente hermosa de la cual andaba enamoriscado, pero la dulce muchacha siempre estaba triste. El poderoso califa, pero sólo Alá es realmente grande, copiándole algunos siglos antes los versos a Rubén Darío, se decía “La princesa está triste ¿Qué tendrá la princesa?”
Al parecer, la muchacha añoraba las nieves de su tierra y le apenaba el recuerdo del blancor perdido. Entonces, el enamorado califa hizo plantar almendros en toda la zona de Medina Azahara, para que cuando florecieran, la muchacha pudiera evocar las nieves de su país. 



Quizás es una leyenda, pero si no pasó así, tuvo la probabilidad de que así pasara. El amor, ese primer motor inmóvil que suponen Aristóteles y Santo Tomás, es capaz de germinar acciones que pertenecen al terreno de lo maravilloso.


Y es capaz de construir Medina Zahara o el Taj Mahal. Por cierto que mi corazón se ha llenado de inquietud y pena al leer que el mayor monumento a lo que Quevedo llamaría Amor más allá de la muerte, el Taj Mahal, que como ustedes saben fue construido por un príncipe hindú como mausoleo para su amada esposa, se está deteriorando. En parte debido a que ya no circula el mismo caudal de agua subterránea que en otros tiempos refrescaba el forjado de madera, ¿Acaso esas aguas surgen de un afluente de la Laguna Estigia? y, por otro lado, a causa de la lluvia ácida. Desde aquí ofrezco mi donativo si se necesita dinero para preservar este sueño hecho arquitectura.
¿Cómo podemos dejar que esta maravilla desaparezca?

¿Acaso no lo hubiese hecho el trovador occitano Jaufré Rudel? Nuestro poeta se enamoró de oído, es decir por las virtudes que de ella contaban los viajeros, de Melisenda, una bella condesa jerosolimitana que vivía por la zona de Trípoli. Rudel, pobre y de salud enfermiza embarcó para conocer personalmente a su amada, a la cual había enviado numerosos poemas. Pero el trovador enfermó durante la travesía. Aun así, consiguió llegar a Trípoli y llamó a las puertas del castillo de Melisenda. Ella misma abrió la puerta y el trovador murió minutos después en los brazos de la hermosa.
Jaufré Rudel muriendo en brazos de su amada,

Estas cosas como los milagros parece que solo sucedían en una época antigua, que ya no es posible. Chesterton afirmó que lo más asombroso de los milagros es que realmente suceden, Igual podíamos pensar de las extravagancias por Amor. Hablemos, entonces, de un amor surgido de forma milagrosa a principios del siglo XXI. Conocí a dos amigos, a los que llamaremos Martina y Lucindo, Ninguno significaba nada especial para el otro, según el testimonio posterior de ambos. Solo eran compañeros de curso en la Universidad.



El azar los juntó para hacer un trabajo en una asignatura. Se trataba de una reseña al libro de Ortega y Gasset “Sobre el amor.” Martina y Lucindo, sentados uno junto al otro, comentaron cada capítulo del libro. Así estuvieron unas tres semanas hablando del amor todas las tardes. 

Un día Lucindo recibió una llamada en su domicilio, Martina estaba abajo, le esperaba. Lucindo bajó las escaleras de dos en dos, salió jadeante al portal y se quedó mirando a Martina. En sus ojos leyó que el libro de Ortega, había hecho con ellos el mismo papel que cuenta Dante, hizo los amores de Lanzarote y Ginebra, con Francesca di Rimini y Paolo Malatesta. Así que, sin mediar palabra, hubo un largo beso enamorado en el portal de Lucindo. Actualmente están casados y ejercen de profesores en algún lugar del norte de África. Doy fe de que esta historia increíble, por lo hermosa, es cierta.

Hoy me apetecía contarles estas anécdotas. En definitiva, quería hablar sobre el Amor, esa fuerza que según Newton mantiene el Universo (la ley de la atracción entre las estrellas) y que es la identificación de Dios. El arco de Eros está hecho con madera de ciprés, la misma madera de la que está hecho el cetro de Zeus, para gobernar el Universo.


Ignoro si pude tratar otro tema más interesante. Estoy seguro de que ninguno es tan imprescindible.

4 comentarios:

  1. Fantástico y poético «El amor es la amistad con vestido de lujo»

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  2. Qué maravilla, 'señor director', todo un descubrimiento...

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    1. Muchas gracias, Unknown. Espero que el resto del blog sea también de tu agrado

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